Es su cuarto año de aprendizaje y Elliot tiene que ir a Windbourgh, la capital del Aire, que se asienta entre las nubes. Sin embargo, antes de empezar el curso, ve una luz en la abandonada mansión que hay junto a su casa. Movido por la curiosidad, entra y descubre una misteriosa llave y un espejo que no refleja la propia imagen; Elliot lo toca y empiezan a aparecer una sucesión de imágenes de montañas y nubes. De repente aparece Goryn, que le reprende por haber entrado en la casa. Al día siguiente, Elliot se encuentra con Goryn, que le cuenta, apesadumbrado, que alguien ha entrado en “su” casa y ha robado una valiosísima llave. Elliot se da cuenta de que se está refiriendo a la mansión abandonada y, lo que es más increíble, Goryn parece no recordar nada de lo que pasó la otra noche. Elliot se convence de que la persona que encontró en la casa no era Goryn sino un doble. Todo se complica más cuando las noticias anuncian que una peligrosa nereida, capaz de transformarse en una persona, ha escapado de la cárcel. La nereida se llama Mariana, trabaja para Tánatos y le ha encargado que vigile día y noche a Elliot porque “sin que él lo sepa, le conducirá a la victoria”. Como necesita transformarse en alguien muy cercano a Elliot sin levantar sospecha, sustituye a Pinki. Mientras, Elliot decide investigar con sus amigos y con Coreen –que cursa con él en la escuela del Aire—qué refleja ese espejo y qué abre la misteriosa llave...
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