Después de que Tánatos se hiciera con la Flor de la Armonía –garan- tía del equilibrio en el mundo natural– los elementales viven en un auténtico caos: tormentas, calores sofocantes, vientos huracanados; por si fuera poco, Tánatos cuenta cada vez con más seguidores: aspiretes, tiburones, nereidas… Antes de desaparecer, el Oráculo reveló a Elliot su verdadera misión: por un lado, encontrar las cuatro Piedras Elementales. Solo así podría volverse a crear una nueva Flor de la Armonía. El problema es que nadie sabe dónde están estas piedras, qué forma tienen, cómo encontrarlas… Lo que sí se cuenta es que cada una de ellas está custodiada por una peligrosa bestia. La segunda parte de la misión es acabar con Tánatos. El Oráculo le dio solo una pista: Tánatos es un ifrit y, como tal, tiene un punto débil, por eso le recomienda «buscar aquello en lo que fue creado». Sin saber por dónde empezar, Elliot y sus amigos deciden que lo mejor es ir donde está Tánatos: la ciudad submarina de Lagoonoly, últimamente sumida en el más absoluto de los caos; y eso solo quiere decir una cosa: peligro.
Elliot es otro más en casa, tiene sitio en varias estanterías...
ResponderEliminarUn beso
Paloma