Capítulo 1 de " Los Crímenes de Rote Höhle "

<< Ella se vuelve loca-ca-ca
lo mira y se muerde en la boca-ca
se piensa que él es un idiota-ta
sabe que to' el mundo la toca-ca >>

Juan Magán suena a todo volumen en el iPod de Kilian.

Acaba de salir de la Facultad de Periodismo, y tras un aburrido día del que esperaba algo más ya que tenían una charla que les iba a dar un reportero del periódico El País, de la que no creía que iba a ser tan aburrida...

Una fría brisa primaveral recorre su cuerpo y revuelve su rubio pelo. Solo lleva un fino jersey blanco de  Benetton  y unos pantalones vaqueros negros. Se arrepiente de no haberse llevado una chaquetilla, esta mañana el día parecía espléndido...

 Su moldeado cuerpo era arropado por el frío y extraño soplo de agosto. De nunca le había gustado ser muy alto, pero tampoco muy bajito, no le disgustaba en absoluto su estatura media.

La estación de Metro <<Ciudad Universitaria>> no quedaba ya muy lejos, estaba deseando soltar su pesada mochila llena de libros debido a la ausencia de clases por la charla.

Ya en las escaleras de la estación, Kilian comienza a sentir el calor,... y el tufo, procedentes del interior. Un guardia vigilaba que no se colara ningún ''sinpa''. El precio del billete había subido, menos mal que llevaba dinero de sobra. Comienza a descender los escalones que le llevan al andén, las curvadas y verticales paredes le marean.

El andén está vacío, solo dos o tres personas más, seguramente estudiantes, le acompañan a la espera del tren. El tiempo pasa, el chico comienza a aburrirse, saca el iPod de su bolsillo y abre el Angry Birds,  pero justo cuando iba a empezar a jugar, llega el tren. El chico resopla.

Las puertas se abren, y de un pequeño saltito entra en el vehículo. Ve un montón de sitios libres y opta por sentarse en el más alejado posible, quiere estar solo, relajarse.

El asiento está caliente, y nuestro periodista vuelve a resoplar, es muy especialito para estas cosas...

A unos cuantos asientos de él se encuentra una mujer de mediana edad, morena, de piel oscura, y a su juicio de origen sudamericano, dormida como una marmota, seguramente a causa del duro día de trabajo.

Un poco más lejos un hombre alto, con entradas y una barba de hace más de 3 días ( y de cuatro ) se levanta de su asiento y camina hacia a él.
<Oh no, ¿no querrá limosna? No por favor...> -pensó.

El extraño hombre se sienta enfrente de él, mira hacia un lado, luego hacia el otro, y finalmente clava sus penetrantes ojos verdes claros en los del chico. Entonces se levanta lentamente y camina despacio hacia él, siempre mirándole a los ojos. Se agacha un poco, y comienza a sentir su cálido aliento, su corazón aumenta repentinamente de pulsaciones. En el cuello del hombre hay tatuada una pequeña esbástica. El chico comienza a sudar, cada vez se pone más nervioso, cuando comienza a escuchar unas extrañas palabras casi inaudibles para él, lo único que entiende es:

- << ... Protege a tu madre ... >>

Justo entonces el tren frena en seco y el desconocido cae al suelo, en lo que Kilian aprovecha para salir corriendo. Estaba en la estación de <<Lago>>, le faltaría una para llegar a su destino, pero le daba igual, caminaría hasta casa.