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martes, 10 de julio de 2012

Capítulo 2 de " Los Crímenes de Rote Höhle "

¿Qué protegiera a su madre? ¿A qué venía eso?

Cientos de preguntas sin aparente respuesta se agolpaban en su mente.

Ya era casi de noche, las farolas comenzaban a brillar alumbrando el oscuro  frío paseo que debía recorrer para salir de la Casa de Campo y llegar a su casa. El frío había aumentado, pero el chico ni lo notaba, seguía pensando en aquel extraño hombre, en sus palabras y en su penetrante mirada de águila.
De repente, en el silencio de la noche, unos tímidos pasos sonaron detrás de Kilian. Miró de reojo sin dejar de caminar, pero no vio nada y volvió la vista al frente, sería algún gato o algo parecido.
El chico siguió andando, siempre con los oídos bien atentos, mirando de reojo hacia atrás, tanto que casi se choca contra una farola. Sus pisadas rellenaban con el eco el tenebroso vacío. Los tímidos pasos de antes volvieron a sonar, esta vez un poco más fuerte, y no detrás de él, sino delante. Una sombra pareció moverse entre los escasos coches aparcados en el parque. El periodista comenzó a mirar a todos lados, nervioso, con miedo a lo desconocido, a lo escondido en la oscuridad. Las  primeras gotas de sudor comenzaron a manar de su frente, que secaba con un rápido movimiento en el que deslizaba la palma de la mano por su cabeza.
De nuevo los pasos comenzaron a sonar, cada vez más fuertes, esta vez parecían correr hacia él, el chico se giró hacia atrás y recibió un gran susto seguido de una sonora carcajada:
-¡BUH!
-Pero serás... -dijo hiperventilando.
-Jajajajaja, ¡tendrías que haberte visto la cara!
-Marta, ¡ésta me la pagas! -respondió con una sonrisa en la cara.
Kilian se había encontrado a su novia en la Casa de Campo, y le había dado un susto de muerte. Ella era una chica de media altura, igual que él, delgada, unas piernas más bien largas, lucía un castaño pelo rizado y tenñia unos preciosos ojos azules.
-Pero me quieres -dijo la chica con un tono picarón.
-Anda boba, ¡ven aquí  y dame un beso!
El periodista y su chica terminaron la conversación con un carñoso beso en los labios.
-Oye, ¿sabrás que mañana nos vamos a tu pueblo no?
-¡¿Cómo?! No sabía nada... -respondío sorprendido.
-Pues así es, ha muerto tu tío Juan...
-¡No me fastidies! No me ha dicho nadie nada, y encima que ahora que habíamos hecho las paces...- respondió Álex con un tono triste.
-Tranquilo amor - le dijo Marta trás darle un beso en la mejilla- mañana temprano salimos.
-Vale.

Pero Álex no sabía lo que le esperaba en su pueblo...

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